EL VIEJO LIBRO
Tomé el libro entre mis manos,
para sorber sus encantos,
bebí los ocultos néctares,
en sus rellanos, guardados,
sumarios de voz silente,
que actuaron como bálsamos
en mi mente, en mis ojos,
en mi corazón cansado.
La pátina de sus hojas,
el polvo coleccionado,
hiciéronse fina niebla
sobre el sutil decorado,
y un par de furtivas lágrimas,
hijas de un sueño varado,
rodaron por mis mejillas,
danzando un baile olvidado.
Un vacío vital... con un hambre de amor insaciable
Hace 2 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario