lunes, 2 de octubre de 2023

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
VIERNES, DÍA 3 DE ENERO

                                                ENTRE LA INGRATITUD Y EL CHASCO

                    Muchas horas de trabajo a cambio de nada, por el sólo amor al arte, el de que a uno le encanta el escribir. Como la frustración de no haber podido estudiar periodismo.
                    Al principio te ofrecen el oro y el moro...; tú, en este caso yo, en un alarde de modestia indica que no merece la pena hablar de ello.
                    El otro, más práctico y vivo que el hambre, parece cogerte la palabra.
                    Tú, de nuevo yo, sigues con tu tarea, pensando que al final y al menos tendrá algún detallito, sin pensar en nada concreto.
                    Aquel gana su mucho o poco dinero con su revista, en especial a costa de la publicidad, que es mucha y que él se la sabe buscar, contando además con mi esfuerzo, que en ocasiones llega a ser hasta exigido.
                    Mi mujer me pone en guardia; yo no le quiero dar la razón y sigo confiando en el "peluche", porque creía que era bueno.

                    Pasa el tiempo y el silencio se alarga. El viaje sigue siendo mi esperanza; sin embargo, la prolongada ausencia hacen brotar los consiguientes recelos. Un paquete con casi forma de teléfono o la insinuación de ello, origina una ingenua sonrisa por mi parte.
                    - Me acordé de tí, ¿sabes?
                    - Gracias, no tenías que haberte molestado - otra vez la estúpida modestia...
                    - Me costó muchísimo trabajo. No te lo puedes imaginar.
                   Cuando abrí el paquete, ante su insistencia, pude comprobar lo que contenía, unas cuantas cajas de cerillas para mi colección. Y me quede sin palabras.

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