sábado, 16 de marzo de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
LUNES, DÍA 25 DE MAYO

UN GOLPE BAJO

                    Venía de Isla Cristina en su coche, había avisado a sus padres que había salido de aquella población a eso de la una de la madrugada con rumbo a su casa, en Sevilla; empezaba a tardar y de pronto
cambió de rumbo y emprendió el definitivo viaje hacia la eternidad.
                    Nos contaron que se quedó dormido conduciendo en la carretera.
                    Carlos era lógico hijo de Eugenio y Marina; a pesar de su truncada juventud, como sus padres, era amigo universal, amigo de todo el mundo; su casa era también múltiple, el techo suyo también era de todos ellos y de las estrellas.
                    No quiso estudiar, porque la aventura estaba reñida con ese tipo de ataduras; pero sin embargo, no le asustó el trebajo, ni el no tener nada ni mucho. Liberal de pocos años, libre porque sus padres así lo forjaron y él quiso. Cariñoso, don familiar, de esa larga familia que no necesita pregonar sus apellidos. Con una sonrisa triste en su rostro, que uno no sabía a ciencia cierta si era tristeza o dulzura,  dolor o amor, o todo junto. Espigado, como apuntando al cielo...
                    Muchos te van a echar de menos, querido Carlos. Pasarán muchas madrugadas para que se crean que te fuiste. Decía Otro Carlos, el Chaparro, que creo fue tu padrino, con una rebeldía no contenida y con auténtica rabia: "¡No hay derecho!"
                    Ha sido este un golpe bajo, de esos que te dejan sin respiración y con el estómago en la boca. ¡Adiós, Carlos!
                    No me brotan más palabras.



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