EL OTRO PEQUEÑO BORJA
(1) Un juglar en la plaza Mayor de Godella cuenta al pueblo un relato acerca de El Cid Campeador, al ser desterrado de tierras castellanas.
Reuniendo en mayores plazas
que con grandes fuentes cuentan
para que los peregrinos
calmen sed con agua fresca,
a montones de curiosos,
que son gentes muy plebeyas,
los cuentacuentos de antaño
con ristras de voces bellas
por los pueblos relataban
historias bien verdaderas.
para que los peregrinos
calmen sed con agua fresca,
a montones de curiosos,
que son gentes muy plebeyas,
los cuentacuentos de antaño
con ristras de voces bellas
por los pueblos relataban
historias bien verdaderas.
en la Mayor de Godella
díme con gentil juglar
que cantaba con voz tierna
un romance que escuchó
por su Castilla la Vieja,
cuando al Sidi Campeador
el rey Alfonso destierra,
que más o menos decía
lo que encierran estas letras.
un romance que escuchó
por su Castilla la Vieja,
cuando al Sidi Campeador
el rey Alfonso destierra,
que más o menos decía
lo que encierran estas letras.
"Tras dormir en Castejón,
que el Henares atraviesa,
donde despide a los suyos
con una grande tristeza,
marcha el noble caballero
con su más fiel soldadesca,
hacia donde mora el moro
para reconquistar tierras.
que el Henares atraviesa,
donde despide a los suyos
con una grande tristeza,
marcha el noble caballero
con su más fiel soldadesca,
hacia donde mora el moro
para reconquistar tierras.
del valor del que se acerca
las puertas de sus viviendas
con grandes candados cierra,
al tiempo que con gran fe
sus oraciones eleva
al mismo Alá y al Profeta
para que bien los protejan.
Rodrigo Díaz de Vivar
no lleva ánimos de pelea,
siéntese desconsolado,
ahogándole su pena,
le acompaña gran dolor
al abandonar su tierra,
con lágrimas en sus ojos
en lo que deja atrás piensa.
El sabio Jalamandrú
con su barba cana y luenga,
portando una chilaba alba,
babuchas de fina seda
y turbante bien sencillo
coronando su cabeza,
al saber de la noticia
encontrarse con él desea.
las puertas de sus viviendas
con grandes candados cierra,
al tiempo que con gran fe
sus oraciones eleva
al mismo Alá y al Profeta
para que bien los protejan.
Rodrigo Díaz de Vivar
no lleva ánimos de pelea,
siéntese desconsolado,
ahogándole su pena,
le acompaña gran dolor
al abandonar su tierra,
con lágrimas en sus ojos
en lo que deja atrás piensa.
El sabio Jalamandrú
con su barba cana y luenga,
portando una chilaba alba,
babuchas de fina seda
y turbante bien sencillo
coronando su cabeza,
al saber de la noticia
encontrarse con él desea.
de una amistad bien sincera,
intercambiando presentes
en cada vez que se encuentran;
aunque en esta coyuntura,
amén de compartir penas,
Jalamandrú quiere ser
el que la paz le devuelva
con apropiados consejos
para que ira no le mueva
y que de aquesta injusticia
florezcan hazañas nuevas
y que hasta su rey descubra
que con el Cid no se juega,
sometiéndole además
a una muy curiosa prueba,
que tendrá gran beneficio
si aquel Señor la supera".
intercambiando presentes
en cada vez que se encuentran;
aunque en esta coyuntura,
amén de compartir penas,
Jalamandrú quiere ser
el que la paz le devuelva
con apropiados consejos
para que ira no le mueva
y que de aquesta injusticia
florezcan hazañas nuevas
y que hasta su rey descubra
que con el Cid no se juega,
sometiéndole además
a una muy curiosa prueba,
que tendrá gran beneficio
si aquel Señor la supera".
El Viso del Alcor, 27 de Junio de 2025
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