LA CARMELA. MEDIO MEIGA, Y SUS TRES RAPACIÑOS: GALA, ENZO Y BELTRÁN
(XXI) Sorpresa de Carmela al ver su casa ordenada y encuentro con sus tres rapaciños.
¿Habrá sido todo ensueño
o la peor de las quimeras,
consecuencia de brujerías,
por envidia de otras meigas?
No, porque algunos muebles
con apaños se sujetan,
mostrándoles sus heridas
después de batalla incruenta,
hasta el fuego de chimenea
lanza sus pequeñas lenguas
y un rico olor a guiso
de una olla que está en la mesa
inunda toda la sala
y su apetito despierta.
Seguro que esto será obra
de otra bruja que me aprecia,
que quiere borrar mis penas
con acciones que son buenas,
lo que resulta imposible
porque es bien grande la ausencia
de aquellas tres criaturitas
que para siempre perdiera.
o la peor de las quimeras,
consecuencia de brujerías,
por envidia de otras meigas?
No, porque algunos muebles
con apaños se sujetan,
mostrándoles sus heridas
después de batalla incruenta,
hasta el fuego de chimenea
lanza sus pequeñas lenguas
y un rico olor a guiso
de una olla que está en la mesa
inunda toda la sala
y su apetito despierta.
Seguro que esto será obra
de otra bruja que me aprecia,
que quiere borrar mis penas
con acciones que son buenas,
lo que resulta imposible
porque es bien grande la ausencia
de aquellas tres criaturitas
que para siempre perdiera.
alboroto óyese fuera;
el corazón se le encoge,
ahora vendrán a por ella…
Temerosa se levanta,
se retira con cautela,
de pronto cesan los ruidos,
por el quicio de la puerta,
despacio, como tortugas,
asómanse tres cabezas,
las de Beltrán, Enzo y Gala,
el corazón se le encoge,
ahora vendrán a por ella…
Temerosa se levanta,
se retira con cautela,
de pronto cesan los ruidos,
por el quicio de la puerta,
despacio, como tortugas,
asómanse tres cabezas,
las de Beltrán, Enzo y Gala,
y
dando gritos y saltos
se abrazan a su Carmela,
que da gracias a Dios
con llanto de Magdalena,
repartiéndoles mil besos
en sus caritas bien bellas,
sin decir palabra alguna
y con sonrisas bien tiernas,
pasando el tiempo sin prisas,
como si este no existiera.
se abrazan a su Carmela,
que da gracias a Dios
con llanto de Magdalena,
repartiéndoles mil besos
en sus caritas bien bellas,
sin decir palabra alguna
y con sonrisas bien tiernas,
pasando el tiempo sin prisas,
como si este no existiera.
El Viso del Alcor, 20 de Junio de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario