Volviendo a la normalidad seguimos con el cuento de
LA EXTRAÑA JAULA DE LOS ZAPATOS ( II )
No
siendo hombre de altura,
tampoco parece bajo,
yo me atrevo a señalar
que lo tenían por mediano,
delgado como un alambre
y más tieso que un palo;
vestía con levita larga,
pantalón demasiado ancho,
chaleco de mil botones
y puntiagudo calzado;
con su sombrero de ancha ala
hacia el cielo levantado
parecía notable mago,
a no ser por la color
de lo anterior señalado,
pues todo el suyo ropaje
era del más puro blanco,
donde su pálido rostro,
su barba y bigotes canos,
no desentonaban nada
de tal homenaje al albo.
Tan sólo sus grandes ojos
de rojo bien incendiados,
rompían con brutalidad
aquel blanquecino cuadro.
Componía todo su ajuar
una flauta de alabastro
y una más que enorme jaula
con sus barrotes dorados,
que guardaba en su interior
los más extraños zapatos.
Uno rojo de mujer
y de tacón bastante alto,
como si fuera puñal
para en corazón clavarlo
y el otro burdo y reviejo,
descolorido y grisáceo,
que despertaba tristeza
con tan sólo ser mirado.
tampoco parece bajo,
yo me atrevo a señalar
que lo tenían por mediano,
delgado como un alambre
y más tieso que un palo;
vestía con levita larga,
pantalón demasiado ancho,
chaleco de mil botones
y puntiagudo calzado;
con su sombrero de ancha ala
hacia el cielo levantado
parecía notable mago,
a no ser por la color
de lo anterior señalado,
pues todo el suyo ropaje
era del más puro blanco,
donde su pálido rostro,
su barba y bigotes canos,
no desentonaban nada
de tal homenaje al albo.
Tan sólo sus grandes ojos
de rojo bien incendiados,
rompían con brutalidad
aquel blanquecino cuadro.
Componía todo su ajuar
una flauta de alabastro
y una más que enorme jaula
con sus barrotes dorados,
que guardaba en su interior
los más extraños zapatos.
Uno rojo de mujer
y de tacón bastante alto,
como si fuera puñal
para en corazón clavarlo
y el otro burdo y reviejo,
descolorido y grisáceo,
que despertaba tristeza
con tan sólo ser mirado.
y
hasta con un cierto garbo,
sus pasos son cadenciosos
en su marchar bien despacio,
hay momentos que parece
que no anda, que va volando,
sin tocar sus pies el suelo,
como para no mancharlo.
Su presencia en un principio
curiosidad ha causado.
¿De dónde vendrá este ser
con ese vestir tan raro?
¿De qué lugar de la tierra
este hombre se habrá escapado?
¿De cuán manicomio huirá
el loco de los zapatos,
el de la dorada jaula,
todo vestido de blanco?
sus pasos son cadenciosos
en su marchar bien despacio,
hay momentos que parece
que no anda, que va volando,
sin tocar sus pies el suelo,
como para no mancharlo.
Su presencia en un principio
curiosidad ha causado.
¿De dónde vendrá este ser
con ese vestir tan raro?
¿De qué lugar de la tierra
este hombre se habrá escapado?
¿De cuán manicomio huirá
el loco de los zapatos,
el de la dorada jaula,
todo vestido de blanco?
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