LUNES, DÍA 6 DE ENERO
ALGO DE TRISTEZA
Nunca me faltaron regalos en la víspera de los Reyes Magos durante mi niñez; aunque no siempre fueron iguales boyantes, pasando en algunas ocasiones verdaderas apreturas, motivadas porque no sobraba lógicamente el dinero en nuestra casa, o también porque se retrasaban los pagos que debían compensar el trabajo de nuestra madre.
Cuando te vas haciendo mayor te resistes a perder esta ilusión, la que aparece de nuevo cuando construyes una familia y aparecen los hijos. Tu infancia se refleja en ellos y te entregas a esta tarea
con nuevas ilusiones, distintas, y también compartidas.
El tiempo pasa y se te van haciendo grandes igualmente ellos; ya las vísperas comienzan a ser otras cosas. Vives otra etapa de pérdida de algo, y de nada sirven los buenos propósitos nacidos en el año anterior, ni del que le antecedió, para por lo menos crear unas nuevas ilusiones.
La representación de la jornada se hace , a veces, tediosa, ningún actor está conforme con su papel;la comedía puede acabar en cómica tragedia, falta dirección y ni siquiera el apuntador se presta al juego.
¿Y qué hay de trasfondo en esta situación?
Quizás dos factores sean determinantes: la comodidad en principio, y en especial, lo de siempre, el cochino dinero, o lo que es más grave, el no saber usarlo.
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