LA LEY, PRUDENCIA APARTE, DEL SILENCIO
Después de una noche casi en vela, o mejor, dando más vueltas de lo habitual, había que seguir el camino de lo cotidiano y el comienzo de una semana presumidamente movida, me llevó a un cierto desahogo con las personas que entendí como necesarias para ordenar este caos, encontrándome con su sincero ofrecimiento para lo que hiciera falta; después, con el Secretario, que si bien estaba algo sorprendido, no le hizo ascos a la situación, y por último, con Antonio Vázquez, que con su habitual astucia, creo que se hizo el nuevo, sí le preocupó el asunto.
Por la tarde la lógica reunión del Comité y del Grupo Municipal, sin ausencias más que la de Diego de los Santos, al que el Partido le encarga la misión de la entrevista con el discordante, porque por su condición de médico considera que se trata de algo patológico; viendo además que no es necesario inmediatamente llevarla a cabo, sino esperar a que pasen por lo menos cuarenta y ocho horas.
Unanimidad en todos los asistentes, ya que por las buenas no hay problema; pero sí por el ir a la guerra, caiga quien caiga. Nadie se asusta de la situación, ya que la ven venir desde hace mucho tiempo. También hay coincidencia por parte de todos en la gravedad del hecho, de lo negativo que puede resultar para el pueblo, para el Grupo de Gobierno con una situación casi de ingobernabilidad, para el devenir del Ayuntamiento y para el mismo Partido, que tiraría por tierra mucho años de lucha en pro del andalucismo.
Incluso todos coinciden, como algo positivo, el poder trabajar con su ausencia, el hacerlo mejor y sin tanta negrura, ni sobresaltos.
Y también son todos del parecer que el que puede morir políticamente en el intento sea él, aunque haya quien piense que en principio el que puede salir en olor de multitud sea él también, sobre todo, por los que están enfrente, que son unos artistas en eso de regalar los oídos al enemigo y ello les interese.
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