Nuestro Pepillo también triunfa en Sevilla y de qué
manera. Por cierto que hace días estuve en dicha ciudad haciendo unas gestiones
relacionadas con este club deportivo, siendo recibido por su director técnico,
don Ramón Rodríguez Verdejo, más conocido futbolísticamente por Monchi, que fue
notable guardameta hace escasos años de esta entidad deportiva y me encantó ver
en las oficinas que este club tiene en su mismo campo de fútbol, el Sánchez
Pizjoan, una fotografía de un jovencísimo Pepillo, sonriente como siempre y con
cara de niño travieso, junto a otras fotos individuales de figuras gloriosas
del Sevilla C.F.
De su paso por Sevilla guardo algunos recuerdos, pues seguíamos su trayectoria deportiva especialmente a través de Marca y de la prensa local que lógicamente se hacía eco de sus triunfos por el simple hecho de ser melillense y muy querido en la ciudad. Hay uno muy especial por lo que tiene de atípico, aunque en la ciudad del Guadalquivir todo es posible, como fue lo que le ocurrió en una jornada memorable suya que salió del estadio sevillano a hombros de los aficionados como si de excelente torero se tratara y cumpliera con el rito de la salida por la puerta grande del Sánchez Pizjoan, convertida en simulada Maestranza.
Sin embargo, cuando volvía a Melilla y nos lo encontrábamos por la ciudad, para el que nosotros éramos en un sentido afectivo los “mellis”, siempre nos señaló que a pesar de no jugar estaba contentísimo en el Madrid, tanto por el trato recibido por parte del club blanco como por la cuestión económica, ya que pagaban muy bien y es más, como anécdota nos contaba que cuando recibían el sobre al final de cada mes ni lo abrían y que no era de extrañar de encontrarse en algunas ocasiones con algo más de dinero de lo habitual, cosa que cuesta creer o que quizás serviría para justificar el hecho de que nadie se quisiera marchar, también por entonces, y de que se encontraba muy bien allí.
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