NÁQUERA (II)
En
llegando ese momento
del
duermevela atrapado,
de no estar en tu dormir,
ni tampoco despertado,
cuando tu mente camina
a lugar insospechado
o en la nada más procaz
de todo el género humano,
algo, cosquillas produce
en mis pies que están descalzos,
sacándome en un instante
de este tan feliz estado.
Levantando mi cabeza
y con mis ojos buscando
autor de tal osadía,
no puedo creer lo observado,
una ardilla bigotuda
de cuerpo esbelto y grisáceo,
moviendo poblada cola
del uno hacia el otro lado,
con aire de malas pulgas
mírame con gran descaro,
que a restregar los míos ojos
varias veces me obligaron,
sin que de allí se marchase
el roedor mal encarado,
como pidiéndome excusas
por haberle molestado.
de no estar en tu dormir,
ni tampoco despertado,
cuando tu mente camina
a lugar insospechado
o en la nada más procaz
de todo el género humano,
algo, cosquillas produce
en mis pies que están descalzos,
sacándome en un instante
de este tan feliz estado.
Levantando mi cabeza
y con mis ojos buscando
autor de tal osadía,
no puedo creer lo observado,
una ardilla bigotuda
de cuerpo esbelto y grisáceo,
moviendo poblada cola
del uno hacia el otro lado,
con aire de malas pulgas
mírame con gran descaro,
que a restregar los míos ojos
varias veces me obligaron,
sin que de allí se marchase
el roedor mal encarado,
como pidiéndome excusas
por haberle molestado.
por
si daba resultado,
me incorporo poco a poco,
aunque sigo bien sentado
y perdiendo mi cordura,
sin darme cuenta, hasta le hablo:
Fuiste tú con tus cosquillas,
quien a mí, me has molestado,
no sé a qué viene tu cara,
que demuestra gran enfado…
La ardilla entender parece
lo que es por mí señalado
y suavizando su gesto
perdón pide con sus manos,
juntándolas con gracejo,
lo que me tiene encantado.
me incorporo poco a poco,
aunque sigo bien sentado
y perdiendo mi cordura,
sin darme cuenta, hasta le hablo:
Fuiste tú con tus cosquillas,
quien a mí, me has molestado,
no sé a qué viene tu cara,
que demuestra gran enfado…
La ardilla entender parece
lo que es por mí señalado
y suavizando su gesto
perdón pide con sus manos,
juntándolas con gracejo,
lo que me tiene encantado.
como
en los cuentos lejanos,
encuéntrome yo embebido
con la ardilla dialogando,
entendiendo sus grititos
acompañados de saltos,
con rítmicos movimientos
de sus incisivos blancos,
para indicarme sus cuitas,
que padece desde hace años.
encuéntrome yo embebido
con la ardilla dialogando,
entendiendo sus grititos
acompañados de saltos,
con rítmicos movimientos
de sus incisivos blancos,
para indicarme sus cuitas,
que padece desde hace años.
El Viso del Alcor, 16 de Mayo de 2025
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