Entrega 4. Escrito 15
LAS EXCELENCIAS DEL MAR
las bondades de sus aguas,
son verdades como puños,
que nadie prueba negarlas,
son medicina de santo,
que todos quieren probarla,
para refrescar el cuerpo
para sanar pobres almas,
que padecen sequedades,
arideces de horas vanas.
Las excelencias del mar,
la belleza de sus aguas,
son caudales, son tesoros
maravillosas ventanas,
por donde asoman y juegan,
miles de olas plateadas,
empeñadas en romperse,
sobre la arena mojada,
cómplices de las mareas,
por la Luna programadas,
y, a los tiempos, conseguir
alcanzar meta soñada.
Las excelencias del mar,
los poderes de sus aguas,
dan razón a la verdad
de que son muy necesarias,
para mantener con vida
toda la flora y la fauna,
procedan de manantiales,
sean dulces o saladas,
corran en ríos fragosos,
pasten en lagunas mansas,
donde residen contentas
al pie de abrupta montaña.
Las excelencias del mar,
la frescura de sus aguas,
despiertan, en tiempo y hora,
mil halagos y alabanzas,
rendibúes y agasajos,
derramados a mansalva,
sobre la piel del bañista,
en soleadas mañanas,
como maná curativo,
como alimento del alma.
Las excelencias del mar,
las andanzas de sus aguas,
componen salinos versos,
poema de luces albas,
asumido por el hombre,
sin dudas, ni zarandajas,
lector de amena verdad,
voces, dichos y andanadas,
buscando los cuatro vientos
que en el orillar cabalgan,
para sentirse feliz,
como así, Dios lo demanda.
Las excelencias del mar,
siempre campan a sus anchas,
como cantos victoriosos,
como rezos de campana,
como plegarias festivas,
con sus aguas consagradas.
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